
© Courtesy of Paul Ronald, Archivio Storico del Cinema, AFE
VISCONTI Y CHANEL
En 1936, Luchino Visconti llegó con 30 años a París, capital intelectual, artística y política de la pre-guerra.
Desde el primer momento, queda prendado de la mezcla de “la belleza femenina, la inteligencia masculina y la fantástica energía” que representa Gabrielle Chanel. Él la invita a Italia para presentarle a su familia y ella le ayuda para que Jean Renoir asista a uno de sus rodajes.
El director no sólo acude sino que además, contrata a Luchino como asistente de dirección y para la elección del vestuario de dos de sus obras maestras. “”Los bajos fondos” y “Una partida de campo” en los cuales participa Chanel. Esta experiencia marca profundamente al joven italiano y decide dedicar su carrera al cine.
Tras haber dirigido obras maestras como “La tierra tiembla”, “Senso”, “Rocco y sus hermanos”, Luchino se reencuentra con Gabrielle Chanel en 1962. Él le encarga el vestuario de “Boccaccio 70” y le solicita que le enseñe su sentido de la elegancia a la actriz principal Romy Schneider.
A través de la cámara, veremos la evolución de la actriz, vestida con un conjunto en brocado, un camisón y un traje sastre crudo. Ella va y viene con gracia, anuda un cinturón sobre su vestido. Frente al espejo, se coloca sus perlas y arregla su peinado. Se ha logrado la transformación. Romy se ha convertido en una femme fatale, mezcla de seducción y de elegancia.
Chanel y Visconti seguirán unidos toda su vida.